Tras 35 años enseñando a los alumnos más pequeños, a fines de agosto, se hizo efectivo el cese laboral de la maestra jardinera Fabiana Placci.
Seño Fabi, así la conocen todos en Bombal y varios pueblos de la región, ya que desde 1988 y hasta hace pocos meses, desempeñó su pasión de enseñar en muchos jardines de infantes.
Nacida en Villa Mugueta el 17 de octubre de 1966, y concebida en un hogar mayoritariamente habitado por mujeres, Fabiana Placci respiró escuela de la mano de su hermana Marta y su prima Norma, quienes también abrazaron la docencia como medio y estilo de vida.
“Desde chiquita supe que quería ser maestra jardinera; siempre jugaba a la maestra. Mi casa fue un lugar donde siempre había niños y también olorcito a maestras con mi hermana y mi prima”, expresó Fabiana.
Este escenario en el que creció Fabiana, donde abundaban los guardapolvos blancos, las tizas, los cuadernos, las cartulinas, los títeres y juguetes, la llevaron a tomar la decisión de formarse como profesora de Educación Preescolar.
Lo hizo en Rosario, más precisamente en la Escuela Normal N° 1 “Nicolás Avellaneda”, donde en 1988 obtuvo el título que le permitió desarrollar una extensa carrera en el nivel inicial.
Apenas terminó sus estudios terciarios fue convocada para ejercer suplencias en su lugar de origen y en la localidad vecina de Arminda.
“Empecé haciendo reemplazos en los jardines comunales hasta 1990. Luego pude ingresar al sistema público en Acebal, pasé por Mugueta, y trabajé tres años en María Teresa donde tuve que hacer doble turno porque no había otra maestra jardinera”, rememoró Fabiana.
El año 1994 encontró a la maestra nuevamente en su pueblo natal. Desembarcó en el Jardín de Infantes N° 177 “Vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio”, que se había creado recientemente.
En aquel entonces, la directora era Silvia Fissore, nada más y nada menos, que su amiga de la infancia y con la quien compartió muchos años de trabajo en el Jardín de Infantes N° 190 de Bombal hasta que ambas se jubilaron con ocho meses de diferencia.
El amor hizo que Fabiana se arraigara en Bombal en 1995 tras contraer matrimonio con Fabián Martín, con quien tuvo dos hijos, Valentino y Victorio. Esto significó que su vida de hormiguita viajera vuelva a ponerse en marcha.
“Cuando me mudé a Bombal tenía que viajar a Mugueta todos los días, pero en 1998 el trayecto empezó a hacerse más largo porque logré titularizar en Arminda, y un año más tarde pude trasladarme a Bombal”, detalló la docente.
En la institución bombalense la mayoría de los años estuvo a cargo de los alumnos de cuatro años, en la llamada Sala Azul. En 2015 comenzó a efectuar reemplazos como directora, cargo que luego tomó de manera interina hasta su jubilación.
Si bien el cese laboral de Fabiana se hizo efectivo el 31 de agosto pasado, ella decidió no comenzar el ciclo lectivo 2023.
“Me retiré en marzo para que la nueva directora pueda trabajar desde el inicio con la planta docente y los chicos con su propia impronta”, señaló.
“Fue una gran responsabilidad ser directora, porque tuve que llevar adelante una entidad con muchas vidas en su interior. Significó mucho compromiso con mis compañeras, cooperadores, alumnos, alumnas y la comunidad entera. Creo que traté de cumplir con todo lo pautado, seguro tuve errores, pero siempre traté de cumplir con todo”, agregó.
Ahora Fabiana comienza a transitar una nueva etapa en su vida, la del descanso y la de recordar los momentos vividos en las diferentes escuelas que fueron testigo de su paso y legado.
“Los chicos me dieron dulzura y pureza que voy a llevar por siempre en mi corazón. Creo que a ellos les dejé alegrías y aprendizaje. Cuando voy por la calle y mis exalumnos, algunos ya adultos, me saludan diciendo Chau Seño o Chau Fabi, me llena el alma”, comentó.
“Lo más lindo de mi vida fue ser seño. No tiene precio la felicidad que se siente cuando los niños/as te brindan tanto amor. Parece increíble, pero puedo recordar cada gesto de los alumnos de cada promoción. Cuando miro hacia atrás siento paz y tranquilidad de haber hecho lo que correspondía”, cerró la seño Fabi.