LA BELLA NÁPOLI: EL CLÁSICO BODEGÓN ROSARINO, CON RAÍCES BOMBALENSES, CUMPLIÓ 50 AÑOS DE VIDA

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Los hermanos, María Luisa y Juan Carlos Simoncini, nacidos en la localidad, son los herederos de esta tradición familiar.

En Rosario, hace 50 años, se puso a punto un comedor con ascendencia italiana y raíces en Bombal, con platos abundantes, sabrosos y a buen precio. Se trata de “La Bella Nápoli”, que conserva su fachada, sus pisos, sus puertas y ventanas.

El bodegón, donde antes estaba la original pizzería Argentina, tiene 150 metros cuadrados y capacidad para 200 comensales, entre la planta baja y el primer piso. En la temporada primavera – verano hay lugar para otras 20 mesas en la vereda. Tiene el piso damero en blanco y negro y las mesas vestidas con manteles a cuadrillé, una costumbre en peligro de extinción.

La Bella Nápoli mantiene su clientela fija, y generalmente, no queda una mesa libre. La mayoría de los parroquianos son amigos de la casa y tienen licencia para tomarse familiaridades en el trato. Mientras almuerzan o cenan, algunos miran atentos y comentan los partidos de fútbol en el antiguo televisor Philips de 34 pulgadas amurado en una de las paredes. Otros charlan, cuentan chistes, anécdotas, y la concurrencia ríe. También se va de a uno.

Alfredo Simoncini y Palmira se conocieron en Nápoles, una ciudad del sur de Italia. Eran muy jóvenes y decidieron venirse a vivir a Argentina. Se casaron y se instalaron en Bombal. El primer retoño de la pareja italiana nació hace 70 años y lo bautizaron Juan Carlos. Al año llegó María Luisa. Ahora, herederos de esta tradición familiar.

“Mis padres vendieron todo, nos mudamos a Rosario y empezamos a tejer este negocio. Mi papá murió a los 62 años. Mi mamá trabajó hasta los 85 años. Antes hacía de todo, después fue guía y enseñó. Tenía mucha paciencia”, contó Juan Carlos.

Cuando los hermanos Simoncini se instalaron en Rosario vinieron a estudiar y a trabajar pero en otros rubros: Juan Carlos, en la fábrica de maquinaria agrícola John Deere, y María Luisa en una compañía de seguros. Hasta que su papá murió y tuvieron que hacerse cargo del bodegón junto a su madre.

Juan Carlos recuerda que con su hermana empezaron lavando copas y platos y después pasaron a atender al público. “Hacíamos servicio de catering para casamientos y cumpleaños en los clubes, y teníamos personal especializado que nos ayudaba para este tipo de eventos”.

El hijo de los fundadores de este tradicional bodegón contó que también trabajan dos de sus cinco hijos y el único hijo de su hermana.

Muchas historias y personajes pulularon (y lo siguen haciendo) entre las mesas de este templo de la comida de barrio Luis Agote. “Vinieron muchos artistas y escritores. El Negro Fontanarrosa, Los Palmeras, Horacio Guaraní, Ricky Martin cuando estaba en el grupo Menudo; el dúo Bárbara y Dick; el cantante Franco Simone, que nos dijo que acá comió la mejor pasta de la Argentina, y hasta el grupo musical Los Plateros que no sabíamos cómo sacarlos”, recordó Juan Carlos.

“Muchos políticos vienen a la Bella Nápoli porque les trae suerte”, aseguró el dueño del bodegón.

Santificarás las Fiestas

Las fiestas navideñas se pueden festejar de muchas formas: en familia, solos, con amigos. En La Bella Nápoli, desde hace más de 40 años, parte del árbol genealógico de los Simoncini las celebran a la vieja usanza: en la calle y copando las veredas.

Para esas dos noches especiales, Juan Carlos se encarga de contratar un DJ. No faltan las luces y las guirnaldas para decorar la calle. Y el karaoke.

“Ponemos las mesas afuera y también en la vereda de enfrente. Los clientes cantan y bailan. También danzan al ritmo de la tradicional chacarera, vienen grupos melódicos y otros imitan a Sandro. Muchos vienen en familia, pero los que vienen solos les calculamos las edades y formamos grupos de desconocidos para que se sienten en una mesa de a tres o de a cuatro”, explicó Juan Carlos.

Claro, que no faltan los que se ponen en curda y pasado un tiempito no reconocen ni a la familia, y otros que mezclan vinos con sentimientos y la “cosa” se pone pesada.

Auténtica comida de olla

¿Querés comer un plato de mondongo, de locro, de lentejas o de pastas como los que cocinaba la abuela? En La Bella Nápoli sirven porciones abundantes y a buen precio, y pájaro que comió se quedó, y es reincidente.

“Mi hermana y yo atendemos al público y nos ocupamos de la comida para llevar. Los clientes vienen de Rosario y alrededores, y muchos vecinos del barrio. Tenemos un personal fijo de la casa, cocinero, ayudante de cocina y los mozos que son nuestros hijos y sobrinos”.

La Bella Nápoli resistió varias debacles económicas: hiperinflaciones, devaluaciones, la crisis de 2001 y le da pelea a la pandemia del coronavirus. La receta de este bodegón se sigue cocinando con cinco tazas de amor, dos cucharadas de alegría y buen humor, un puñado de paciencia para evitar que se formen grumos de peleas y el ingrediente que no puede faltar: la magia de revivir los olores del pasado de los hermanos Simoncini.

Fuente y fotos:
El Ciudadano
La Palabra